Por; Federico Ríos - Rotary Club de Totoras - Distrito 4945
Rotary es una organización con una historia valiosa y un impacto global indiscutible. A lo largo de los años, sus clubes han impulsado proyectos transformadores en sus comunidades, consolidándose como agentes de cambio. Sin embargo, hoy enfrentamos un reto que no podemos ignorar: el crecimiento de la membresía es desigual y en muchos casos, está en declive. Este desafío no es únicamente externo; muchas veces, las barreras más difíciles de superar están dentro de nuestros propios clubes. La resistencia al cambio, la rigidez en las estructuras y la falta de integración de nuevas generaciones pueden limitar nuestra capacidad de evolución. La pregunta clave es: ¿Estamos preparados para innovar y crecer?
El problema de la membresía
Mario Camargo, presidente electo de Rotary International, plantea que el crecimiento de la membresía es un proceso a largo plazo que requiere estrategias claras y sostenidas. Entre los principales factores que afectan este crecimiento, encontramos:
• Resistencia al cambio: Muchos miembros experimentados sienten que los nuevos enfoques pueden amenazar la tradición y el legado del club.
• Falta de adaptabilidad: No integrar los cambios sociales y tecnológicos dificulta la atracción de nuevos socios.
• Débil formación de nuevos clubes: Los países con mayor crecimiento en Rotary son aquellos que fomentan la creación de nuevos espacios para la membresía.
Si no abordamos estos desafíos con decisión, corremos el riesgo de estancarnos en estructuras obsoletas, desconectándonos de las necesidades actuales y de las generaciones futuras.
El ego como barrera para el crecimiento
Más allá de los desafíos estructurales, uno de los obstáculos más importantes para el crecimiento de Rotary es el egocentrismo de los clubes. De manera inconsciente, podemos convertirnos en los principales impedimentos para la evolución de nuestra organización.
• No delegamos: Mantener el control en ciertas áreas limita la participación de nuevos líderes.
• Desconfiamos de los jóvenes: En lugar de aprovechar su conocimiento en tecnología, comunicación y nuevas dinámicas de liderazgo, los excluimos de la toma de decisiones.
• Nos aferramos al pasado: Respetar la historia de Rotary es esencial, pero no debe convertirse en una barrera para el progreso.
Para garantizar el crecimiento y la sostenibilidad de Rotary, es fundamental abrirnos a nuevas ideas y permitir que las próximas generaciones asuman roles de liderazgo.
POSIBLES SOLUCIONES. Si bien el desafío de la membresía no tiene una solución única, existen estrategias que pueden marcar la diferencia:
1. Creación de nuevos formatos de clubes: La innovación en la estructura de los clubes es clave. Los clubes satélites, clubes electrónicos: y otros formatos flexibles permiten la integración de personas con distintos estilos de vida y horarios.
2. Empoderamiento de los jóvenes: No basta con invitar a nuevas generaciones a participar; es necesario brindarles roles de liderazgo reales. Darles herramientas y oportunidades fomentará su sentido de pertenencia y compromiso con Rotary.
3. Planificación estratégica de crecimiento: El crecimiento no debe depender del azar. Es fundamental diseñar planes estratégicos a mediano y largo plazo, con objetivos claros y estrategias definidas para atraer y retener miembros.
4. Cambio en la cultura del club: La mentalidad de los integrantes es clave para el éxito de la membresía. Fomentar un ambiente de apertura, innovación y colaboración permitirá que cada socio se sienta valorado y motivado a contribuir.
Un llamado a la reflexión
Rotary no pertenece a una sola persona ni a un grupo en particular. No somos dueños de nuestros clubes; solo los cuidamos temporalmente para legarlos a la próxima generación. Para que esta organización perdure y siga siendo relevante, es indispensable que cada miembro tenga su espacio para crecer y aportar.
No se trata de perder nuestra identidad, sino de fortalecerla con nuevas perspectivas. No podemos permitirnos estancarnos en la nostalgia ni en la idea de que “así siempre se hizo”. El cambio no significa olvidar, sino evolucionar.
Hoy, más que nunca, debemos hacernos una pregunta esencial: ¿Estamos construyendo un Rotary que inspire a las nuevas generaciones? ¿Estamos dispuestos a ceder espacio para que otros puedan liderar?
El futuro de Rotary está en nuestras manos. Y ese futuro comienza con nuestra decisión de crecer e innovar.