“LLEVO A ROTARY EN TODO MI CUERPO”

Por; María Victoria Jimenez - CR Medellín

 

Cuando uno quiere hablar de una mujer de impacto, de esas a las cuales la solidaridad y el servicio les brota en cada palabra, habría que hablar de Marta Castillo Soto, compañera del distrito 4281, socia del club Bogotá Centenario por amor y pasión y vinculada afectivamente con el club Fusagasugá, en donde actualmente vive.


Ella nació dentro de un hogar en el cual sus padres practicaron el servicio permanentemente entre las personas de su barrio. Su casa era un centro de acogida para la comunidad, especialmente para las mujeres mas vulnerables, de ahí que ella viene dedicando su vida y su tiempo a trabajar con las comunidades y ha conseguido impactarlas con sus aportes y obras y por ello, fue reconocida recientemente por el Distrito 25A, como una de las mujeres de Impacto, pues su lema ha sido ayudar a la gente.


El hecho de haber sido maestra en escuela pública, le ayudó a evolucionar como persona y le despertó aún más, esa vena del servicio, al punto que decidió estudiar trabajo social para poder tener herramientas para ayudar no solo a los niños a los cuales les enseñaba, sino a sus familias y al barrio entero donde quedaba la escuela. También es administradora de empresas y especializada en Italia, en proyectos comunitarios productivos y su vida laboral la hizo en el sector cooperativo y solidario donde se consolidó como dispuesta a servir. 


Como mujer de fe, dice que, “Dios me fue encaminando en temas de solidaridad. Allí aporté en la creación de cooperativas en lugares marginales y sobre todo de mujeres y jóvenes, ese es mi fuerte y estuve en cargos de dirección y representando a Colombia en temas internacionales del sector”


Ya Pensionada veía como su amiga salía todos los miércoles, bien emperifollada, a unas reuniones y salía feliz, hasta que un día la invitó a una reunión del Club Rotario Bogotá Centenario y cuando llegó, fue recibida con el cariño que se les brinda a los amigos y escuchó hablar del servicio y de cómo trabajaban y no se movió, se quedó ahí, se involucró con los proyectos y ya lleva 18 años en el rotarismo. 


Desde ese entonces, ha sido secretaria del club y ha ocupado todos los cargos excepto el de tesorería, que no le gusta. Le correspondió celebrar los 10 de su club como presidenta. También ha desempeñado cargos distritales que le encantan y uno de sus fuertes es la membresía “porque llevo a Rotary en todo mi cuerpo y siempre llevo la chaqueta marcada, el morral y los escudos para que la gente me pregunte, qué es eso y yo pueda darles toda la información de Rotary y de lo que hacemos”. El trabajo con las comunidades es lo que más disfruta, “de lo contrario no estaría en Rotary” dice. Por eso cuando me llamaron del distrito 25 A para decirme que había sido elegida como mujer de Impacto, lloré de felicidad y de agradecimiento, pues “que lo elijan a uno entre mujeres maravillosas de 11 países, es un compromiso grande con el distrito, mi club y conmigo misma”, eso hace que todo mi tiempo, se lo dedique a esta institución y a la gente.


Actualmente está muy involucrada con el distrito, pues tiene buen archivo y la información fresca. Tiene mucho contacto con la gente y con satisfacción se presenta como coordinadora de subvenciones globales. 


Lleva ejecutadas 15 subvenciones de las más grandes en cuanto a valor e impacto. Una de ellas la de “empoderamiento de niñas, la más grande Global porque es apoyar y transformar vidas, eso me ha servido para transformar mi mundo. Me la tiene enamorada porque trabajar con mil niñas y su entono, en tres territorios, Subachoque, ciudad Bolívar y la Calera, además, trabajar con niñas que han sido vulneradas en el trabajo, con desventajas en la educación, violentadas por sus papás, desplazadas, de estratos 1 y 2, le cambia la mirada a cualquiera y conmueve e encita a trabajar por ellas, para buscarles un mejor horizonte, darle esperanzas, despertarles aspiraciones y que aprendan que cuando son maltratadas sepan dónde acudir y también a enseñarles que a partir de cosas sencillas, pueden ser emprendedoras” Marta asegura y lo dice con emoción que su felicidad es también testimoniar ante los clubes del exterior, de lo que hacemos en Colombia, de las necesidades que tenemos y desde allá nos llegan subvenciones y apoyos en dólares, que nos ayudan muchísimos porque logramos hacer trabajos con las personas, que duren en el tiempo y les ayuden a su sostenimiento.


Su otra satisfacción es despertar en los jóvenes ese valor de la solidaridad por ello tienen dos clubes Rotaract e Interact, los cuales ha formado.  “Nuestros muchachos están involucrados y les damos programas para que los lideren. El gancho son las subvenciones distritales, que logran en unión con su club Bogotá Centenario. 


Marta Castillo Soto, es una mujer soltera por decisión, sus mejores amigos son sus compañeros de clubes, asesora empresas en el campo solidario y del cooperativismo y considera que su mundo es el rotarismo, su pasión servir y su satisfacciones ayudar a las comunidades.

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