Por; Diana De los Ríos Barrera
En la Institución Educativa Leningrado, la música no es solo arte, es esperanza. La Escuela de Cuerdas, un proyecto impulsado con el apoyo de los socios y las damas del club Rotario Pereira Perla de Otún, ha cambiado la vida de jóvenes estudiantes, demostrando que, a través del arte, se pueden abrir caminos inesperados.
Un sueño que nació de una necesidad
En 2018, la Institución Educativa Leningrado en Pereira, buscando acceder al Programa de Alimentación Escolar se debia ofrecer actividades extracurriculares a sus estudiantes. Los socios y las damas del Club Rotario Pereira Perla del Otún respondieron creando una escuela de cuerdas, iniciando con la donación de seis violines fruto de una subvención distrital. Este proyecto, apoyado por el rector Martín Alonso Marín, abrió una puerta de desarrollo musical para los jóvenes. Tras una pausa por la pandemia, la escuela retomó en 2022. Los socios y las damas del club continuaron con la donación de instrumentos y hoy, bajo la dirección de Rosa Carolina Navarro, 35 estudiantes participan activamente. Aunque el proyecto ha tenido un impacto positivo, la falta de violines para los estudiantes más jóvenes y de otros instrumentos de cuerda frotada representan un desafío para su crecimiento
El poder transformador de la música
La Escuela de Cuerdas no solo forma músicos, sino seres humanos resilientes. Paula Alexandra Ruiz Sánchez, docente de la institución, destaca el impacto emocional y social del programa: “Los niños han desarrollado valores como la responsabilidad, la perseverancia y el manejo de sus emociones. En este espacio aprenden a comunicar lo que sienten, a construir sueños. Hay estudiantes con situaciones familiares muy duras y se nota cómo el violín les ha cambiado la vida. En un barrio donde la drogadicción y otras problemáticas son una amenaza constante, la música les da una alternativa diferente y los mantiene ocupados en algo que les aporta esperanza.”
El apoyo de los socios y de las damas del club han sido clave, no solo con la Escuela de Cuerdas, sino con múltiples intervenciones que han mejorado la institución: infraestructura, equipos tecnológicos, el restaurante escolar y un aula de transición completamente dotada. Sin embargo, respaldar esta escuela musical es quizá uno de los aportes más significativos, pues representa una oportunidad tangible de cambio de vida para sus integrantes.
Kerlys Alejandra Palacios Cordero, una niña venezolana de 14 años, estudiante de octavo grado, encontró en la música una razón para soñar en grande. Su historia es una muestra del poder transformador de las oportunidades. Gracias a su dedicación y habilidades musicales, fue seleccionada para recibir la donación de un violín. Manifiesta con orgullo: “Fue un momento emocionante. Ver que habían reconocido mi esfuerzo me llenó de felicidad”. Y continúa diciendo: “Saber que cuento con el apoyo de mi mamá y que soy un orgullo para mi familia me impulsa a seguir adelante”.
Más que un instrumento, el violín ha sido para Kerlys una llave hacia un futuro lleno de posibilidades. Su historia es un testimonio de cómo el arte puede cambiar vidas, llenar corazones y construir sueños.
Un sueño de orquesta
La nueva rectora, Jenny Milena Rueda Valentín, ha llegado con admiración por este proyecto y la determinación de verlo crecer aún más. La formadora musical Rosa Carolina Navarro Peláez comparte un anhelo claro: “Queremos formar una orquesta de cuerdas frotadas, un espacio donde los estudiantes puedan encontrar en la música una manera diferente de ser y estar en el mundo.”
Aunque la institución Leningrado enfrenta grandes desafíos, el impacto de su Escuela de Cuerdas es innegable. Es un refugio, un espacio de crecimiento, un lugar donde la música se convierte en una herramienta de transformación social. Gracias al esfuerzo conjunto de la institución, del Club Rotario Pereira Perla de Otún y de las damas rotarias, este proyecto sigue dejando una huella imborrable en la vida de sus estudiantes.
La presidente actual del club Rotario Pereira Perla del Otún, Paula Andrea Cruz manifiesta: “En un gesto de profundo impacto social, hemos realizado la donación de gran parte de los violines a la Institución Educativa Leningrado. Esta acción es más que una entrega de instrumentos, es el reflejo de nuestro espíritu rotario y nuestro compromiso con la educación, la cultura, las artes y la promoción de la igualdad de oportunidades. Al dotar a estos jóvenes de herramientas para la expresión musical, se les ofrece una alternativa poderosa que los aleja de riesgos como la drogadicción y fortalece el tejido comunitario. Esta iniciativa, que aplica la Prueba Cuádruple Rotaria, demuestra cómo la música puede transformar vidas, haciendo realidad el lema de “Dar de sí antes de pensar en sí”.
Cuando la música toca el corazón, el mundo cambia para siempre.