Por; Santiago Gómez – Presidente Club Rotario Bogotá Centenario
En un mundo donde la comunicación parece estar dominada por el sonido, a menudo olvidamos la riqueza y la diversidad que reside más allá de lo que nuestros oídos pueden captar. Las personas con discapacidad auditiva nos invitan a explorar este vasto universo de silencio, a comprender su experiencia y a abrir nuestras mentes y corazones a nuevas formas de conexión humana.
La inclusión de personas con discapacidad auditiva en nuestra vida cotidiana es fundamental para construir una sociedad más equitativa y comprensiva. A menudo enfrentan barreras en su interacción con el mundo que los rodea, desde la dificultad para acceder a la información hasta la discriminación social. Sin embargo, al reconocer y valorar sus habilidades únicas, podemos crear entornos más accesibles y acogedores para todos.
Uno de los aspectos más significativos de la inclusión es la capacidad de los oyentes para conectar con las personas con discapacidad auditiva y comprender su mundo. Esto no solo implica aprender el lenguaje de señas, aunque es un paso crucial, sino también cultivar la empatía y la sensibilidad hacia las experiencias únicas de quienes viven con esta discapacidad. Escuchar va más allá de la percepción del sonido; implica estar verdaderamente presente y receptivo a las necesidades y perspectivas de los demás. Recientemente, en Bogotá, llevamos a cabo el primer RYLA inclusivo con la comunidad sorda liderado por el Club Rotario Bogotá Centenario, con el apoyo de la Gobernación del Distrito, el Club Rotario Global Zipaquirá, el Ecoparque Periland, la Fundación Pones y la Liga Deportiva para Sordos de Cundinamarca. Fue una experiencia magnífica que nos brindó la oportunidad de ponernos en sus zapatos y comprender más profundamente cómo es llevar una vida con una discapacidad.
Durante este evento pionero, los participantes fueron desafiados a comunicarse exclusivamente a través del lenguaje de señas, proporcionando una perspectiva única sobre las barreras de comunicación que enfrentan las personas sordas todos los días. A medida que aprendíamos a expresarnos sin palabras, también aprendimos a escuchar de una manera completamente nueva: con nuestros ojos y nuestro corazón. Esta experiencia nos motivó a redoblar nuestros esfuerzos para promover la inclusión en todas sus formas, tanto dentro como fuera de Rotary. Nos comprometimos a llevar las lecciones aprendidas en el RYLA inclusivo, abogando por entornos más accesibles y oportunidades equitativas para todos. Así mismo motivando a otros Clubes Rotarios a replicar este mismo modelo en sus comunidades locales.
El primer RYLA inclusivo fue un recordatorio poderoso de que la verdadera comprensión e inclusión surgen cuando nos tomamos el tiempo para caminar en los zapatos de los demás, para ver el mundo a través de sus ojos y para escuchar con nuestros corazones abiertos.