Por; PGD Miguel E Blanco D4271

El valor de la vida se lo damos nosotros mismos dentro de los límites de un entorno histórico, social y cultural. Y la mayor satisfacción consiste en vivir como deberíamos, en el deber ser.

La estética de una vida es la ética con la cual se vive, la congruencia entre el deber ser, el ser y el existir. La ética es la palanca capaz de hacer un mundo lleno de verdad, justicia, buena voluntad, dignidad, integridad y paz.  La ética es lo que mantendrá vigente a Rotary en el siglo XXI, de la mano de lo que dio inicio a Rotary en 1905, la amistad. 

La amistad, uno de los placeres que coloco a la cabeza Epicuro, amistad que es una combinación de amor y moral y una de las cumbres del bienestar. Con amigos, esa especie de otro yo, la vida es más llevadera, aumentan las ganas de vivir, vivir para los demás y sobre todo, servir. El servicio en Rotary, “Dar de sí, antes de Pensar en sí”, basada en la amistad fue el detonador del primer servicio a la comunidad de Chicago y el inicio del proyecto de servicio más grande y serio en el mundo.

La amistad nos lleva a la comprensión y la paz entre las personas del barrio, la ciudad y los países contrastando con la “Globalización” o localismo trivial, donde, los que no pertenecen a mi núcleo, son mis enemigos. 

Aunque en la sociedad mundial hay distintas culturas que se alimentan de sus costumbres, deberemos mantener las puertas y ventanas abiertas para conocer de otras culturas, punto donde Rotary es líder con su programa de intercambio cultural de jóvenes adolescentes el cual es una forma de evitar este fenómeno de la globalización, que tanto daño nos hace a los seres humanos y la sociedad.

Rotary ha sido, es y será, vanguardista en el mundo, llevando la batuta para buscar el bienestar de la humanidad.