Por; PGD 4271 Maria Claudia Pérez
Cuando se nos generan espacios en la vida, bien sean: Laborales, sociales, familiares o de cualquier tipo, empieza un duelo de lo que ya no esta y se da comienzo a una reorganización de tiempos. Al comienzo es difícil, ya que se le han dedicado años, meses, días y horas, de manera consciente, disciplinada y ordenada a la actividad que se terminó.
Es en esos momentos que decimos: ¿Y ahora qué? ¿Por dónde empiezo? Se dan espacios de vacío y sensación de soledad, pero si observamos bien nuestra historia y analizamos como llegamos al punto de soltar, es inevitable regresar a nuestra ESENCIA. Esos momentos nuevos que estamos viviendo NO son de soledad, nos confundimos con la sensación. No estamos solos, estamos rodeados de tantas cosas bellas (algunas no tanto, jajaja), pero en el 99.9% todo lo que tenemos alrededor nos habla y de hecho…siempre nos ha hablado, pero en nuestro afan diario de cumplirle a todo y a todos, nos vamos olvidando de nuestra esencia, de nuestro propósito y de esa razón de ser en la vida.
Porque es asi, todos vinimos a esta vida con un propósito. Buscarlo es enredarnos, solo es que nos sentemos en espacios de silencio e introspección, revisando nuestra historia y nos daremos cuenta de que siempre han estado allí; que no necesitamos mil voces alrededor dándonos catedra y tomándose el derecho de decirnos que hacer. La ESENCIA con la que llegamos a este mundo esta marcada por nuestras raíces familiares. Siempre serán temas buenos para servir a los demas, nacemos sin predisposiciones en la vida, todo es para bien.
Cuando dejamos de lado la palabra soledad y abrazamos la palabra ESENCIA, todo se ilumina, todo cambia. Somos y seremos eso que da el toque diferente, que aporta y que sirve de apoyo a quienes nos rodean.
¡Pensaran que estoy siendo muy positiva y fíjense que no! El ejemplo es muy sencillo: Cuando sentimos que estamos haciendo algo bien…se nos alegra el alma. Cuando sentimos que no es lo correcto, instintivamente, buscamos la forma de corregirlo. Cuando tienes claro que eres: ESENCIALMENTE bueno, generoso, compasivo, caritativo; siempre tendrás algo bueno que dar. Serás portador de buenas energías y alivio para el alma de muchas personas que ni siquiera conoces.
Borra de tu mente, o por lo menos evita utilizar, la palabra soledad. No estas solo, no eres un ser aislado, eres ese hermano de la vida que alguien en algún lugar del mundo esta deseando tener a su lado…tal cual eres. Eres una persona con una ESENCIA especial que te permite brillar y ser ejemplo para otros. En la vida me he cruzado con algunas pocas personas que consideran la soledad su mejor estado. ¡Respeto lo que me dicen de manera verbal, pero sus acciones indican todo lo contrario! En una corta charla de 10 minutos lanzan expresiones como: Me siento bien asi solo, lo único malo es que no tengo amigos con quienes compartir o no tengo planes que hacer. ¡¡¡Vaya contradicción!!! Disfrutar la soledad y extrañar el contacto. Es cuando (si me lo permite el interlocutor), me atrevo a decirle: No amas la soledad…simplemente, no has encontrado tu ESENCIA.
¡Amigos… Busquen su esencia, se puede ser feliz con uno mismo! Hay una película que me recuerda cada día esta forma de pensar: La vida es bella. No importa tus circunstancias, siempre hay un mundo hermoso en el cual vives y en el que puedes disfrutar.
¡Mi abrazo lleno de cariño a quienes me leen y le llegan mis mensajes al fondo de sus corazones…Se les quiere!