Son muchas las obras que se han hecho a lo largo de estos setenta años.
Por; ANA JOSEFINA TÁMARA -
Secretaria Club Rotario
Con gran regocijo, celebramos los 70 años de nuestro querido Club Rotario de Sincelejo, trabajando por la dignificación de la comunidad Sucreña y sus alrededores. Rotary, se ha convertido para quienes hacemos parte de él, en una forma de ser y hacer las cosas, con el paso de los años seguimos con la certeza que nuestra razón de ser como comunidad de amigos y hermanos es la de transmitir a cada uno de los que hacen parte de nuestro club los valores fundamentales para la vida, como lo son la solidaridad, fe en la causa, compromiso, esfuerzo, trabajo en equipo, optando siempre por el noble camino del servicio hacia las poblaciones vulneradas de nuestra región, exaltando nuestra consigna “dar de sí antes de pensar en sí”, colocando en primer lugar el bien colectivo al mundano favor personal, como reza nuestro himno.
Son muchas las obras que se han hecho a lo largo de estos setenta años, tales como la adecuación de terrenos para parques infantiles, acceso a la movilidad de personas con discapacidad mediante la entrega de sillas de ruedas, donación de una unidad de rayos X al Hospital San Francisco de Asís, mediante una subvención distrital, instalación de baterías sanitarias a instituciones educativas ubicadas en Sincelejo, la Gallera (corregimiento de Sincelejo) y el Rincón del Mar (San Onofre –Sucre) mediante subvenciones globales, adecuación de salones y ludotecas, instalación de sistema de acueducto y potabilización de agua en el corregimiento de Tres Esquinas, jurisdicción de San Marcos, Sucre, brigadas de salud que han beneficiado a poblaciones del casco urbano y rural, envió de niños a la clínica Shaio en Bogotá para ser operados, debido a enfermedades de cardiopatías congénitas, entrega de viviendas a familias favorecidas con el programa techo digno, donaciones anuales de regalos en navidad y kits escolares, etc.
Lo anterior es una realidad, gracias al arduo trabajo de compañeros que, durante todo este tiempo, dedicaron horas de servicio al club, desde el anonimato y solo movidos por el fuego interior que arde en sus corazones, orientados por la pasión hacia el servicio.
Elevamos nuestro corazón al cielo y agradezcamos a todos ellos y a los que no están con nosotros, ya sea porque partieron a la casa del eterno o a los que, por una u otra circunstancia, ya no hacen parte de las filas del Club. Así mismo, solicitamos la bendición que viene de lo alto para que continuemos siendo portadores de la esperanza, tanto para los que seguimos sirviendo desde la cotidianidad de nuestros días, aún cargados de años como para los que están emergiendo a la sociedad con sus aciertos y desaciertos sin olvidar que no hay nada más noble en el mundo que ayudar al hermano a vivir, como cantamos siguiendo los pasos del Supremo Salvador.